(casi) 11 meses: viaje transoceánico superado!

Sonará a tópico, pero… qué abandonado tengo esto. La verdad es que he tenido motivos para abandonarlo… nos hemos hecho las Américas. 

Con un bebé de 10 meses (ya casi 11) puede parecer difícil, pero en mi caso ha sido coser y cantar. Os resumo un poco:

Fuimos 15 días a EEUU a visitar a unos familiares. Obviamente, si yo iba, mi miniyo venía conmigo. El viaje fue genial (quitando los retrasos), ya que el ruido del avión (otro ruido blanco, como la campana, el secador…) hizo que Bebé Alternativo se calmara y durmiera. Ahora os cuento los pros y los contras. 

Cosas guays de viajar con bebés 👍

  • Te saltas las colas. Es decir, que embarcas antes y te haces la chula porque no tienes que chuparte las colas taaaan largas que hay.
  • Te dejan una cuna si tu bebé no pasa de los 10 kg. Le llaman cuna (basinette en inglés) pero no deja de ser un recipiente donde dejar al bebé mientras duerme o las cosas del bebé mientras está despierto. Algo así: 

 Muy, muy cutre y no sé si cómodo, pero Bebé Alternativo se pegó sus siestazas ahí, así que yo contenta.

  • Consecuentemente, al dejarte la cuna vas sentada en las primeras filas, justo después de primera clase, lo que te permite estirar más las piernas e ir un pelín más ancha.
  • Te facilitan lo que necesites para el biberón/papillas del bebé. Al menos, mi compañía me trató como si fuéramos VIP, me preguntaban si necesitaba algo para el bebé, si había que calentar el biberón… 
  • Vuelan gratis. En nuestro caso, 50 euros por las ***** tasas, pero nada comparado con el pastizal que cuesta el billete a la tierra de Obama.
  • Tienen surtido de pelis de dibujos en la tablet que te dejan, así que no hace falta (como hice yo) llevarte la tuya con sus dibujos preferidos. A menos que sea un exquisito, claro…

Cosas no tan guays de viajar con bebés 

  • Si viajas con carrito de paseo, serás de los últimos en bajar. Es decir, que tienes que esperar a que el trabajador de turno lo saque de la bodega (cómo me gusta oír esta palabra en este contexto) del avión y te lo suba… Pringue total.
  • El WC está más lejos que nunca. Porque viajas en la primera fila, así que aunque tengas el wc de primera clase en tus narices, tendrás que atravesar el laaaargo pasillo hasta dar con el wc en cuestión (lavatory para los ingleses, excusado para los latinos). Con un bebé, este angosto pasillo todavía se hace más eterno.
  • Al despegar y al aterrizar, el bebé debe ir en tu falda. Por mucho salvavidas infantil que te den, creo que el despegue y el aterrizaje son las fases más peligrosas del vuelo, y que el niño no vaya sujeto más que por la madre no debería de pasar las normas de seguridad. No sé, un cinturoncillo por si acaso o algo, no? ¿Si no pagan no tienen seguridad?
  • Los cambiadores del lavabo son HIPERMEGAULTRAENANOS. Por tema de espacio, claro, pero es que un niño de 1 año y medio ahí no cabía ni de coña. Así que hay que ingeniárselas como se pueda…

Creo que estos son todos mis pros y contras. Ha sido una experiencia grata, ya que el estrés ha sido más por los retrasos y cancelaciones de vuelos que por el bebé en sí. Así que aprovecharemos para visitar Europa (no vuelvo a cruzar el charco, al menos este año) ahora que es pequeño y se deja llevar…

En el próximo post os cuento más novedades de Bebé Alternativo, que está hecho un mocetón!!!

Saludos a todas! 

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