Yo pensaba que iba a ser llegar y besar el santo. Ponerse manos a la obra y quedarse encinta. JAH! La semana pasada me vino la regla. Menuda decepción. Había atribuido todos sus síntomas al embarazo y ya me sentía mami. PUES NO. Ni era oro todo lo que relucía ni tan fácil como lo pintaba.
Es curioso cómo, cuando lo que menos deseas es un embarazo, con un simple despiste te quedas embarazada, y viceversa. Cuando lo que más deseas es un bebé, tarda en llegar. Pero no problem. Como dicen por ahí, «lo importante es participar». Las cosas llegan cuando tienen que llegar, y esto no es un fracaso, sino una experiencia más. Que me quiten lo bailao.
Seguiremos «trabajando en ello», como decía aquel expresidente tan… tan… dejémoslo en peculiar.
Lo dejo aquí. Era solo un paréntesis en la andadura blogger para explicarte que no ha habido suerte… esta vez.